▶ Orad juntos dando gracias por vuestras experiencias y pidiendo a Dios que os ayude en las áreas que cada uno necesite.
▶ Orad juntos por poder aprender nuevos aspectos acerca de Dios, y porque vuestra relación con Dios sea más profunda y se fortalezca.
Génesis 39
1Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá.
2Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio.
3Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.
4Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía.
5Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo.
6Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y bella presencia.
7Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo.
8Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene.
9No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?
10Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella,
11aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí.
12Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió.
13Cuando vio ella que le había dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera,
14llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces;
15y viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó y salió.
16Y ella puso junto a sí la ropa de José, hasta que vino su señor a su casa.
17Entonces le habló ella las mismas palabras, diciendo: El siervo hebreo que nos trajiste, vino a mí para deshonrarme.
18Y cuando yo alcé mi voz y grité, él dejó su ropa junto a mí y huyó fuera.
19Y sucedió que cuando oyó el amo de José las palabras que su mujer le hablaba, diciendo: Así me ha tratado tu siervo, se encendió su furor.
20Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel.
21Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel.
22Y el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía.
23No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.
1 Pedro 1:6-7
6En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,
7para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
▶ Para acabar, orad en parejas expresando vuestra confianza en Dios conforme a lo que habéis leído y a las verdades a las que queréis aferraros.
Dios usa las adversidades, los problemas, la presión, el estrés y las dificultades para formar nuestra personalidad. Seamos conscientes de que el sufrimiento y la persecución siempre son síntomas de la batalla que estamos librando en los dominios espirituales (Efesios 6:10-12). No podemos escoger lo que nos ocurre, pero podemos escoger cómo reaccionamos. Si escogemos reaccionar de la manera en que lo hizo Jesús –con fe, confianza, resiliencia, perdón y devoción a Dios–, entonces experimentaremos cómo Dios usa la situación para hacernos más como Jesús, en vez de causarnos amargura. Es decisión nuestra que una situación se convierta en una piedra de tropiezo o en un escalón más en nuestro camino hacia la madurez espiritual.
José no trivializó esos años de adversidad, y tampoco deberíamos hacerlo nosotros. Pero decidió reaccionar a la dificultad y las pruebas según el corazón de Dios. A través de eso, aprendió a confiar en las promesas de Dios, a servir a la gente, a mantenerse puro sexualmente, a perdonar y a esperar en Dios, que lo puso constantemente en posiciones de responsabilidad y poder. Así que él podría haber dicho, retrospectivamente, que todas las cosas nos ayudan a bien (Génesis 50:50; Romanos 8:28). ¿Qué podría ayudarnos a mantener la perspectiva correcta cuando nos enfrontamos a las adversidades?
▶Perdona a aquellos que son culpables, o al menos cómplices, de haberte causado problemas. Si sientes que deberías perdonar a alguien, puedes encontrar consejos en las Preguntas Específicas y en el Comentario sobre la Escritura de la unidad «Crecer a través del perdón».
▶ Mantén un diario spiritual, haciéndote la siguiente pregunta: «¿Qué he aprendido hoy de Dios?». Anota lo que Dios te diga y aférrate a ello.
▶ Recuerda: la situación por la que estás pasando terminará algún día. Dios orquestra las estaciones y los tiempos, y permite que se acaben de acuerdo a su voluntad. Incluso si fuese algo que tuvieses que aguantar toda la vida, no resistiría la comparación con la eternidad. Dios nos premiará por la eternidad si nos aferramos a su verdad y confiamos en Él (2ª Corintios 4:17). Pídele a Dios que te dé su perspectiva eterna sobre tu situación.
▶ Encuentra buenos amigos. Incluso Jesús necesitó amigos: véase Mateo 26:38.
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