▶ Orad juntos dando gracias por vuestras experiencias y pidiendo a Dios que os ayude en las áreas que cada uno necesite.
▶ Orad juntos por poder aprender nuevos aspectos acerca de Dios, y porque vuestra relación con Dios sea más profunda y se fortalezca.
Lucas 1:80
80Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.
Lucas 3:1-2
1En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia,
2y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Lucas 6:12-13
12En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.
13Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles:
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Casi todos los profetas del Antiguo Testamento tuvieron «experiencias en el desierto» al recibir el llamado de Dios (Lucas 3:1-2; 1ª Reyes 19:1-16). El desierto, o la soledad, era el sitio en que podían centrarse en Dios.
Jesús fue guiado al desierto por el Espíritu Santo inmediatamente tras su bautismo. Lucas 4:4 muestra qué ocurrió allí: Él se llenó de la Palabra de Dios, reflexionó en ella y recibió una nueva perspectiva sobre lo que Dios estaba haciendo en su vida. Su visión de futuro se esclareció, obteniendo guía.
Si queremos construir movimientos espirituales, necesitamos momentos de retiro, de vez en cuando, para poder tomar nuevas perspectivas sobre cómo ir adelante. Los evangelios a menudo nos informan de que Jesús se retiraba de la multitud y de sus discípulos. La palabra griega «desierto» utilizada en los evangelios es ἔρημος (erémos), que también significa «lugar apartado». Antes de escoger los doce discípulos, también se retiró para recibir la guía de Dios.
Es importante que también nosotros planeemos retiros así, para escuchar a Dios regularmente. Un buen ritmo podría ser una vez al mes, y diversos días seguidos cada año.
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