▶ Orad juntos dando gracias por vuestras experiencias y pidiendo a Dios que os ayude en las áreas que cada uno necesite.
▶ Orad juntos por poder aprender nuevos aspectos acerca de Dios, y porque vuestra relación con Dios sea más profunda y se fortalezca.
A menudo se da especial importancia a las últimas palabras de una persona antes de su muerte. Aquí, Jesús dio a sus discípulos algunas «instrucciones finales» importantes antes de su ascensión.
Mateo 28:18-20
18Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
19Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
20enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
▶En parejas, orad fervientemente por que la Gran Comisión siempre sea la primera cosa en vuestras mentes. Orad para poneros a su disposición para ganar estudiantes de vuestro campus y para hacer de ellos discípulos de Jesús.
En los versículos 19-20, Jesús no habla realmente de tres pasos (hacer discípulos, bautizarlos y enseñarles). En el original griego solo uno de los tres toma la forma de imperativo: «haced discípulos». «Bautizadlos» y «enseñándoles» son participios. Es por esto que la traducción más correcta sería: «Por tanto, id y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a obedecer todo lo que os he ordenado».
Jesús no nos llamó a fundar grupos de estudio bíblico ni otros programas. Su Comisión fue a hacer discípulos. Por tanto, tengamos cuidado con que nuestros encuentros no sean solo para tener una comunidad de amigos y animarnos personalmente, sino que también sirvan, siempre, para equiparnos para ir y ser enviados en este mundo –es decir, en nuestro campus– y para hacer discípulos.
Esto puede implicar conectarlos con Jesús primero y bautizarlos si no tienen una relación con él todavía. Si son cristianos, esto significaría llamarles la atención, enseñarles a caminar en las dimensiones del Reino de Dios y retarlos a ir y hacer discípulos ellos mismos (2 Tim. 2,2).
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